Quienes nos dedicamos a cualquier disciplina artística perseguimos un único objetivo. Se hace referencia a él de muchas formas: queremos que nuestra obra "calé", esperamos un enorme número de críticas (si son buenas, mejor), repercusión mediática, ventas (que no sólo de aplausos vive el artista)... En definitiva, queremos que algo que ha salido de los pliegues de nuestro cerebro cause algún tipo de sentimiento en quien observa esa obra. Hacer sentir. Conmover.
Desgraciadamente, en ocasiones esas reacciones, por desmedidas, se salen de la escala que la sociedad califica de "normal". Y ahí es donde entran en juego otros adjetivos que cada vez más, desgraciadamente, se asocian a también cualquier disciplina artística.
A mi amigo Jack Andriano le ha ocurrido: desde hace unos días está exponiendo parte de sus obras en "Arte y Cerámica", un local de referencia en Vigo donde los asiduos de las artes plásticas se aprovisionan del material necesario para crear. Estas obras que algunos etiquetan de "transgresoras", representan de forma impecable un Jesucristo con una camiseta de Superman bajo la toga, una mujer con el tocado de una monja fumando, y un autorretrato.
Y es aquí cuando quienes presumen de bondadosos y buenos cristianos, entran en acción: lo primero es entrar en el local amenazando con denunciar... nadie sabe bien exactamente el qué. Un sentimiento quizás. Es bueno saber que sienten... cosas.
En ocasiones se va a mas, como otras veces ha ocurrido ya a artistas diversos: Robo o destrozo de las obras, insultos, agresiones... esperemos que en este caso no suceda, pues esa es casi siempre su filosofía: o se juega con sus normas, o se rompe la baraja, en una suerte de dictadura religiosa que después se disfraza de bondad y compasión cristiana.
Y en el peor de los casos, te confiesas, pones el contador a cero, y vuelta a empezar.
Jack tiene el pleno apoyo de la comunidad artística, sobra decirlo. Porque el arte... es eso: arte. El arte es, de hecho, la antítesis de la violencia. La violencia en el plano artístico, aunque pocas veces se produce, siempre viene del mismo lado.
A mi amigo Jack Andriano le ha ocurrido: desde hace unos días está exponiendo parte de sus obras en "Arte y Cerámica", un local de referencia en Vigo donde los asiduos de las artes plásticas se aprovisionan del material necesario para crear. Estas obras que algunos etiquetan de "transgresoras", representan de forma impecable un Jesucristo con una camiseta de Superman bajo la toga, una mujer con el tocado de una monja fumando, y un autorretrato.
Y es aquí cuando quienes presumen de bondadosos y buenos cristianos, entran en acción: lo primero es entrar en el local amenazando con denunciar... nadie sabe bien exactamente el qué. Un sentimiento quizás. Es bueno saber que sienten... cosas.
En ocasiones se va a mas, como otras veces ha ocurrido ya a artistas diversos: Robo o destrozo de las obras, insultos, agresiones... esperemos que en este caso no suceda, pues esa es casi siempre su filosofía: o se juega con sus normas, o se rompe la baraja, en una suerte de dictadura religiosa que después se disfraza de bondad y compasión cristiana.
Y en el peor de los casos, te confiesas, pones el contador a cero, y vuelta a empezar.
Jack tiene el pleno apoyo de la comunidad artística, sobra decirlo. Porque el arte... es eso: arte. El arte es, de hecho, la antítesis de la violencia. La violencia en el plano artístico, aunque pocas veces se produce, siempre viene del mismo lado.