Es algo que ocurre en muchas disciplinas artísticas: Dedicar un gran esfuerzo, tiempo, dinero, aprendizaje y experiencia a crear una obra. Devanarse los sesos para crear un mensaje tan potente que termina por convertirse en un fenómeno social y quizás hasta en un símbolo que identifica a varias generaciones al mismo tiempo.
¿Cuántas veces has tenido la ocasión de que una imagen, una canción o una película guste por igual a tus abuelos, a tus padres a ti y a tus hijos?
Es más, ¿en cuantas ocasiones tanta gente de diferentes ideologías políticas ha estado de acuerdo sin fisuras en una misma cuestión?
Tómate tu tiempo para pensarlo si así lo deseas.
Entonces, ¿por que al final un pequeño, muy pequeño grupo de personas hacen valer SU decisión por encima de lo que opinen cientos de miles, (seguramente millones) de personas?
No es nada nuevo. Te sonará mucho lo de "Democracia supervisada" o "Para el pueblo pero sin el pueblo", que no es otra cosa que una forma suave de decir que no sabes elegir y alguien lo tiene que hacerlo por nosotros para nuestro bien.
Pues también ocurre en fotografía, que en el fondo, -y aunque reviento de ganas de hablar de otra cosa-, es de lo que va este modesto blog.
Es algo con lo que los profesionales del sector tenemos que aprender a lidiar.
Por que todo, casi siempre, se reduce a una triste cuestión económica.
Quien hace una inversión quiere asegurar unos beneficios minimizando los riesgos, por lo que decide que es mejor optar por un tema convencional, quizás insulso y nada novedoso. Incluso anodino. Pero que garantice la recuperación de la inversión con los beneficios calculados.
Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo, verdad?
Todos sabemos que existen determinados tabúes en las redes sociales: Publicar un pezón (sólo femenino) supone correr el riesgo de que te cierren una cuenta en la que has invertido miles de horas y de euros.
Pero "sugerir" hasta el sonrojo ese mismo pezón bajo una fina tela mojada es algo supernormaldelamuerte.
Da igual el significado representativo o conceptual que tenga la imagen. Da igual las horas de dedicación, la profesionalidad de modelos, fotógrafos, makeup, etc.
Es un pezón. Entremos en pánico !!
Total, sólo nos hemos pasado encaramados a ellos media vida.
Si hay que pasar por encima de cuestiones sociales, democráticas o culturales con tal de recuperar la inversión y obtener beneficios, pues oye, se pasa.
Como decía aquel: "Estos son mis principios, pero si no te gustan tengo otros".
Al final a profesionales y público nos queda ese sentimiento de...decepción. De injusta decepción.
Pocas cosas son tan negativas como una ilusión común tan grande y que te la quiten de una bofetada con la mano abierta por motivos que nada tienen que ver con el arte, el mensaje o el concepto original de la obra.
El refranero español ya lo predijo:
Mas vale malo conocido, que bueno por conocer"
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